Y pasó otro reto más…pero cada reto no es uno más. Cada uno me deja algo diferente al anterior.
Estos 50 kilómetros en ascenso constante me mostraron que cada reto u objetivo es todo lo duro que uno quiere que sea. Si crees que va a ser muy duro, así será. Si crees que no vas a llegar, así será. Lo mejor es disfrutar de cada momento, de cada minuto sin pensar en lo que vendrá. Otra vez frases hechas! pero tengo que subir durante 50 kilómetros para seguir comprendiéndolo.
Para esta carrera llegaba muy tranquilo, creyendo que había entrenado muy bien. Aunque así fue me faltó un detalle: La altura. Sabía que no lo iba a pasar bien los últimos 10 km. “Y así fue” J. Sabía que a partir de los 2000m de altura la cosa se iba a poner sería. Nunca estuve en altura y tampoco entrené en altura así que no sabía que iba a pasar.
Cuando haces por primera vez una competencia vas un poquito a ciegas. Ves el perfil dibujado, escuchas historias de otros que ya lo hicieron, miras fotos, videos, pero nada te muestra la realidad que vas a sentir. Es una adrenalina extra!
El recorrido genial! Fue todo lo duro que iba a ser y mucho más lindo de lo que esperaba. La gente muy bien, para ser por donde fue había mucha gente alentando. Los puesto de avituallamiento muy bien, con lo justo y en los sitios justos. El trato de los voluntarios muy bien, ni pesados ni poca bola. La organización bien. Nada que decir. Puede mejorar, como todo pero muy bien.
La carrera empezó con los primeros 10 kilómetros casi llanos. Un par de vueltas por la plaza del centro de Granada para encarar hacia lo que iba a ser nuestra montaña.
Me llevé la banda del pulsómetro porque sabía que esos primeros kilómetros podían ser rápidos así que fui controlándome constantemente para no pasarme de “chulo” ja!
Primeros 10 kilómetros en 50 minutos. Más rápido de lo que esperaba pero bueno, la cosa iba bien. A partir de acá se empezaba a inclinar.
Despacio, el camino empezó a ganar porcentaje. Había más inclinación de lo que había entrenado y esperaba, así que me acomodé en 145/150 pulsaciones para aguantar hasta donde sea. Las sensaciones eran buenas pero hacía calor y empecé a tomarme enserio el tema de la hidratación. Me tomaba unos segundos por avituallamiento para beber uno o dos vasos.
Por el kilómetro 20 agarro a Javi, un Perdigón con el que hicimos buenas migas el día anterior, que empezó a tener molestias en los gemelos. Trotamos unos kilómetros juntos charlando y en broma le digo que cuándo empezaban las cuestas, y me respondió enserio que a partir del kilómetro 25 se ponía peor. Ja! Y fue verdad!!
Patri subía a la meta con un colectivo que iría parando por el camino pero hasta el momento no los había visto. Cuando nos íbamos acercando al 25 veo a los bondis estacionados y la veo a ella con la cámara de fotos. Besito y sigo. Me sentía muy bien.
La cuestión es que se empezó a inclinar enserio. Había curvas que era el gesto solo que hacía mientras avanzaba despacio.
El camino precioso. De esos que ves en las fotos y decís: -“Como me gustaría correr por ahí!”.
Seguían pasando los kilómetros y nunca veías el final de esa loma. Se empezaba a poner un poco desesperante. Ya había pasado el cartel de los 2000 metros de altura y me sentía bien.
A partir de acá la cosa esta media confusa, no me la acuerdo muy bien. Los kilómetros se hacían re largos. Mi reloj marcaba 2 kilómetros menos que las marcas oficiales y unos 80 metros menos de altura. Sí me acuerdo que hasta el kilómetro 35 venía en poco más de 3 horas 30 minutos, después no sé que pasó que el reloj iba más rápido que los metros que avanzaba.
Llegado al kilómetro 40, o eso creía, entramos en un camino muy malo y con mucho pero mucho viento, y la altura ya la tenía en el cuerpo. Estaba mareado, súper agitado (parecía un bulldog respirando), las manos re hinchadas y los oídos tapados, no sé si por el viento o la altura. El camino empezaba a zigzaguear mucho y cuando íbamos para un lado el viento era a favor y para el otro en contra total. Intenté aguantar la carrera hasta el final pero exactamente a las 4 horas 30 minutos decidí poner pie en tierra y caminar en ese criminal viento en contra. El tema era que las rampas donde pegaba en contra eran re largas y las otras muy cortitas así que notaba que perdía mucho tiempo…pero no podía hacer otra cosa, no había patas para más.
Con la incertidumbre de que si faltaban 3km o 5km, ya que mi reloj iba 2 kilómetros menos, estaba empezando a pasarlo mal. Ahora, sentado en la compu con las piernas arriba de una silla, dos kilómetros más o menos no parecen mucho pero con mas de 5 horas subiendo sin descanso y con un viento que no te dejaba ni escuchar tus pensamientos, era un mundo y quería matar a alguien.
Seguía sin ver el final. Faltaban 2 kilómetros y la meta ni se notaba.
Al poco tiempo veo a Nacho que ya había terminado su duatlón y había venido a buscarme. Que bueno! Me dice que falta muy poco. Al rato me dice que faltan 500m y solo veía piedras y lomas. Veo gente pero de la meta ni el olor. Escucho el grito de Nacho que me dice que me estaba pasando de largo. Había que hacer una curvita cerrada a la derecha y los últimos 100m. Por fin veo la llegada.
Carrera genial! No fue el tiempo que había pensado pero tampoco estaba basado en nada científico, era solo una mera guía. Mis 5 horas 30 minutos que esperada se convirtieron en 5 horas 48 minutos para llegar a esos 3250m de altura, en el puesto 98 de unos 340 participantes que consiguieron acabarla.
Muy buen fin de semana. Conocimos a ese grupo tan lindo que son los del C.A. Los Perdigones que nos recibieron genial. A Elenita por brindarnos su casa y su amistad, y a Nachete por todo. Por cierto Nacho, la próxima vez dormís vos y conduzco yo…jaja!!!!!
Nota curiosa fue el lunes. Sin dolor alguno, con poca carga y con ganas de salir a trotar. Se nota que mi cuerpo va asimilando los kilómetros.
Y por último, pero no por eso lo peor… agradecer a mi Negri por seguir haciéndome el aguante…aunque a ella le gusta y no aguanta nada, dicha sea la verdad, pero siempre esta con esa garra al lado mío siempre.